Volodimir Zelensky inició a principios de abril una ofensiva diplomática que coronó con la decisión de Joseph Biden de abrir la embajada de Estados Unidos en Kiev. Junto a Biden se alinearon el premier británico Boris Johnson y el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Cuando estalló la guerra ilegal comandada por Vladimir Putin, los países más poderosos del mundo abandonaron sus embajadas en la capital de Ucrania para evitar posibles bajas en el cuerpo diplomático. Llovían los misiles, y Moscú no se detenía a pensar sobre los eventuales daños colaterales.
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